martes, 10 de mayo de 2011

No era lo Mismo





No cometí los mismos errores. 
No tuve la mentira como aliada.
No estuve mas dentro que fuera.
No frené la riada. 
No pasé de puntillas.
No tuve miedo a reconocerlo.
No abandoné la orilla. 
No quise nunca esconderlo.

No estuve detrás de la traición.
No acepté un no como respuesta.
No vi de mi sangre el reguero.
No rechacé el veneno.
No dudé en desearlo de verdad. 
No bajé al infierno de los celos.
No tuve miedo del abismo.
No quise nunca romperlo.

Salió el torrente adrede.
No lo sujeté a propósito.
No lo dí como prenda.
No lo dejé romper mis redes.
No pesqué en aguas turbias.
No abrigué esperanzas endebles.

Ya nunca será lo mismo.

Miré de frente, derecho.
Pasé por la prueba, 
ingenuo.
Me dí el placer de verlo.
Me saqué los colores, 
atento.
Cedí al poder femenino.
Me entregué al beso eterno.
Del perfume de ese incienso
soñé conmigo enfermo.

No pensé en el riesgo,
en el caos no la vi venir
con un ojo entreabierto
o no quise entenderlo.
No bajé los brazos, 
pero se acabaron cayendo.
Me dí un festín invernal.
de ilusiones vividas, 
ebrio.
No escuché al hombrecillo
que susurraba sus miedos.

No, 
no miré mi reflejo
ni vi la caída que había.
No me quedé perplejo
por como se desvanecía. 
No fijé ningún límite
aunque ella ya estaba lejos: 
lo aposté todo al rojo
y al final salió el negro.

sábado, 7 de mayo de 2011

No Conmigo




No, 
no eres algo bueno, 
sano.
No eres de la luz el espejo,
No eres el horizonte plano.
No eres el sueño de vida eterna, 
no eres la calidez estival
ni la promesa carnal.

No eres la palabra sentida.
No eres ni el cénit ni el camino.

No eres la savia verde, 
al menos no conmigo.
No eres la última de las amazonas,
ni la pasión, 
ni la entereza,
ni el valor, 
ni la destreza,
ni el sabor de la tristeza.

No eres la entrega
ni eres la sencillez.
No eres la espera 
ni la frescura imantada.
No eres un simple testigo 
ni la guionista del destino 
ni su gran defensora,
al menos no del mío. 

No, 
no eres el enemigo
al que amar sin sentido.
No eres la pegunta 
ni eres la suposición.
No eres el problema
ni tampoco la solución.

No, 
no eres algo bueno,
pues por tus venas 
no corre la sangre,
tan solo un rojo, 
viscoso 
y amargo veneno.