jueves, 27 de diciembre de 2012

Parecía que Sí





Podría parecer que sí,
pero no,
es que no.
Ni yo soy lo que crees,
creer por creer,
ni tú lo que creo yo.

No somos piezas del mismo puzzle,
ni con ganas, 
ni son iguales nuestras nubes 
aunque la lluvia nos caiga igual 
dejando los mismos 
(los mismos!!!!) 
trozos de papel mojado 
entrecruzados y superpuestos 
secándose en el páramo. 

No doblamos el alma igual, 
ni nos desdoblamos. 
No somos esclavos de las palabras, 
ni amos. 

No nos persiguen los mismos fantasmas, 
espíritus en lucha, rabiosos, 
intentando en cada despiste 
tirarnos del caballo. 

No tenemos los mismos arranques, 
motores rugiendo, 
cada uno a su ritmo, 
ligeramente a destiempo. 

La música nos toca fibras, 
algunas cerca del abismo, 
aunque suenen parecidas, 
ninguna quiere decir lo mismo. 

No cruzaríamos las vías 
por el mismo sitio; 
ni siquiera lo haríamos 
por el mismo motivo. 

Pero qué gran idea conocernos, 
porque tal vez así mis agujeros 
en el suelo, 
en la cabeza, 
en las manos, 
en el tiempo, 
se acaben tapando con la arena 
que cae de tu sombrero. 
Y en los días de invierno 
el calor de mi cuerpo 
te quite el frío 
que acecha a tus huesos. 

Quizá mañana nos demos cuenta 
que las diferencias no importan: 
sólo importan nuestros besos.

domingo, 16 de diciembre de 2012

Último Aviso




Había en sus palabras 
fuertes y fugaces, 
un dolor certero. 
Sonaban bajas y graves 
como un solo de chelo. 

No había en ellas ni rastro 
del más mínimo miedo. 
Pero lo producían, 
por supuesto,
como sólo lo produce algo, 
algo que es verdadero.

Nos miraba con cara seria, 
ni un músculo en movimiento. 
Salían sonidos de su garganta 
afilados y siniestros 
que entraban directamente 
al centro del corazón ya muerto. 

"Corred por vuestras vidas", 
decía, 
"comienza el siglo de fuego. 
Esas pulseras que lleváis 
no os darán acceso al cielo." 

"No niego que veros deambular 
sin un ápice de aliento 
me produce un extraño,  
desasosegado desprecio. 
Es que ninguno de vosotros
va  a romper el silencio?"

"Se impone tomar decisiones: 
es de obligado cumplimiento 
tomar cartas en el asunto, 
rasgar las tripas desde dentro." 

"No es que no haya opciones, 
es que se nos acaba el tiempo. 
No oséis esbozar una sonrisa!!"
Lo decía completamente en serio. 

"Han diseñado para nosotros 
un futuro muy incierto 
y lo tomáis como bueno 
por no hacer ruido, 
por ser demasiado lentos." 

"Nos van a mantener vivos 
suplicando por estar muertos. 
Nos embalsamarán sin pena 
en un ataúd de lamentos." 

"Lo que hasta ahora hemos vivido 
no ha sido más que un sueño: 
uno que nos han dejado soñar 
mientras planeaban nuestro entierro."

"Es ahora o nunca, 
queridos compañeros: 
o hacemos saltar la banca 
o se nos acabó el juego." 

Le miramos todos, 
incrédulos. 
Poco a poco nos fuimos yendo. 
Le dejamos allí solo, 
con la desesperación meciendo
sus largos cabellos al viento. 
Todos muy dignos, 
todos muy enteros. 
Pero nadie, 
y digo nadie, 
salió de allí con la cabeza alta, 
sin las orejas gachas, 
con algún convencimiento 
de estar haciendo lo correcto. 

Todos distraídos,
en las nubes, 
ninguno huyó sabiéndose
con los pies en el suelo. 


miércoles, 12 de diciembre de 2012

Duelo de Medianoche





Una noche cualquiera, 
un vino lila. 
Un paseo iluminado, 
palabras que no eran frías. 

Una parada improvisada, 
un personaje que bebía. 
Una intuición velada, 
una reacción encendida. 
Una cuestión de confianza, 
un ataque que defendía. 
Un dolor en el pecho, 
una cura afilada y canina. 
Un sabor amargo, 
no se iba tragando saliva. 
Una concatenación de faltas, 
el árbitro se aburría. 
Un par de amagos de paz, 
una cascada de ironías. 
Una línea que no cruzar, 
cuestión de supremacía. 
Unos ojos que quieren llorar, 
unas lágrimas esquivas. 
Una personalidad desbocada, 
unos razonamientos de mentira. 
Una persecución de los hechos, 
un juicio a medida. 
Una condena ejemplar, 
una pena de vidas vacías. 

Un desprecio soberano, 
unas horas de sueño sombrías. 
Un despertar angustioso, 
una despedida anodina. 
Un triste viaje en tren, 
sensaciones arrepentidas. 
Un vagón inmóvil, inerte, 
la mente intranquila. 
Una terapia paternal, 
una desdicha comprendida. 
Un agujero en el tórax, 
una necesidad infinita. 

Un salto al pasado, 
una lección ya aprendida. 
Erosión de autoestima 
no son los años perdidos, 
no es la ira contenida. 
Es seguir los mismos pasos, 
son las penurias ya vividas. 

Motivos Aparentes





No teniendo motivos aparentes,
con todo atado y bien atado,
aún hay ahí fuera
razones para arañarte el oído
haciéndote pasar frío 
antes de que alguien muera.

Palabras formando frases,
frases formando enunciados.
Enunciados hostiles
cualquiera que sea tu dictado.

Mira lo que hago
con tus pensamientos gastados;
mira lo que hago
con tus tristes pecados:
los cojo de los pelos,
los desnudo,
los baño,
los seco,
los peino,
los adecento.
Y ahora son más tus sueños
que escombros del pasado.

Hazlo tú con los míos
ahora que estás envalentonado.
Ahora que te ves con fuerzas 
atrévete a pensarme abierto.
Deja al miedo de lado,
no porque tenga o no razón,
sino porque, 
pase lo que pase,
no voy a soltarte la mano. 

Ideales Mortales





Siempre los ideales altos, 
la camisa planchada. 
Mirada de dudar poco, 
confianza prefabricada. 

Los nervios en un manojo 
atados con rama de olivo 
le hicieron guardar sin querer 
el dolor en un bolsillo. 
Un dolor metálico, 
tintineaba con las monedas. 
Se equivocó al dar el cambio, 
entregó sus lágrimas secas. 

Dos de cada tres veces 
que acierta a salir de casa 
tropieza con el mismo escalón 
que está manchado de grasa. 
Habiendo pensado en limpiarlo 
al final siempre se olvida: 
no hay espacio en su cabeza 
para las mundanales rutinas. 

Sin aparente miedo a nada, 
sin delitos ni faltas, 
siempre mirando al horizonte 
con la cabeza bien alta. 
Gustándose en frases hechas 
al dictado de la desidia: 
desesperanza disfrazada 
de una ácida ironía. 

Todo por mantener cerrada 
la boca de la certeza, 
lanzándole trastos viejos 
contra su propia cabeza. 

Se cayó de la cama 
una noche de Marzo. 
Un dolor desde el pecho 
hormigueaba por el brazo. 
Arrancando el dosel, 
aferrándose a vivir 
a una vida dedicada 
a simplemente huir. 

sábado, 10 de noviembre de 2012

De Dibujar Y De Mirar





Es algo así como una intuición, 
una sensación intensa;
un poco dispersa, pero aun así
se siente pura y se estrella
contra el muro de niebla espesa,
que parecía hormigón, cemento,
pero acabó siendo sólo papel
gris y blanco, y si lo pintas, 
la sensación se vuelve sueño
y el sueño se vuelve risa.
Y la risa se vuelve amor, 
y el amor se vuelve artista.


Y es por eso por lo que pintamos
para seguir sintiéndonos extraños.
Para no pertenecer a esta fiesta, 
a este escenario, a esta vida.
Para seguir siendo los que sueñan
que no todo esta acabado. 
Que estamos de paso pero 
alerta, despacio, observando.
Sintiendo el paso del sol,
notando la luna llena.
Mirando a las estrellas
y a las nubes.
Amando el mar y la nieve,
la bruma y los ojos de aquellos
a los que amamos con ternura.
Es por eso por lo que pintamos,
para seguir viviendo esta locura.

jueves, 11 de octubre de 2012

Bedtime



La cama deshecha, 
nadie abrió las cortinas. 
Almohadas como piedras: 
la canción de cuna 
era la asesina. 
No esperaba a nadie, 
era una cama vacía. 

No tenía, por no tener, 
ni los muelles boca arriba. 
Hundida en el medio, 
los pies siempre sobresalían. 
Tenía ese olor a almizcle, 
esa humedad que sabía 
a pasado siempre presente, 
a futuro que prometía. 

No invitaba ya nada 
a tumbarse encima; 
ni por el aspecto desvencijado 
ni por haber dado cabida 
a tantas batallas de cuerpos, 
a tantas siestas perdidas, 
a tantos insomnios perennes, 
a tantas promesas podridas. 

Alguien dictó sentencia 
un caluroso día; 
la bajaron entre cuatro, 
en el ascensor no cabía. 
Y antes de partir 
al cielo de las camas, 
pasó varias noches dormida 
en el sombrío purgatorio 
de aquella gris avenida. 

miércoles, 10 de octubre de 2012

Verdaderos Pecados







Amanece, que no es poco, 
mis labios rozando tu paz. 
Se nos abren los ojos 
buscándose sin oscuridad. 
Es el aquí y el ahora; 
por la ventana, la ciudad. 

El cielo que nos mira 
es el mismo de hace seis días. 
Se retuerce y gime, llora, 
una pataleta de última hora. 
Está irritado porque se asoma 
y no le gusta lo que ve. 
Preferiría, 
para variar, 
una humanidad más viva, 
sin números en el papel. 

Nos mantendrá con vida 
si le mostramos con convicción 
que la esperanza no está 
del todo perdida. 
Merecemos una oportunidad 
por tener alguna idea 
de donde se esconden 
el amor, 
la virtud 
y la verdad? 

Somos tres en este juego: 
tú, yo y los demás. 
Por mucho que pidamos 
hágase tu voluntad, 
no puede importar menos 
nuestra triste vanidad. 

Tenemos la posibilidad, 
también tenemos miedo. 
Pero es nuestro el deber 
concedida la posibilidad. 
Hay que asesinarse primero 
y volver a renacer. 
Sacar toda la basura, 
ordenar, 
limpiar 
y recoger. 

No se mata por casualidad 
a la escurridiza mentira: 
hay que mirarla a los ojos 
y mostrarle la realidad. 

Correr el tremendo riesgo 
de buscarse de verdad. 
Obligar al pasado 
a arrodillarse y suplicar. 
Escupir en el suelo, 
hacer en la mesa con fuerza 
la mano cerrada sonar, 
y exigir, no sin luchar, 
que sin quererlo todo 
queremos todo lo demás. 

Que fácil no hay nada 
pero nada hay que temer. 
Por mucho que oigamos rumores 
el verdadero pecado 
está en dejar de creer. 

sábado, 25 de agosto de 2012

Última Llamada




Un vaso de cristal esmerilado, 
al fondo una pared color cielo.  
El líquido parece ámbar 
mientras se deshace el hielo.
Un cigarrillo a medias 
descansa en el cenicero 
como vigilando los cadáveres 
de sus pobres compañeros. 
Agonizantes, 
parecen estar diciendo:
"que el calor guíe 
tus sudorosos dedos 
por el laberinto de los números 
que perforan el teléfono". 

Un suspiro primero:
seis siete nueve, 
cinco cinco cero, 
ocho tres siete. 

No es hasta el tercer tono 
que se oye una voz candente. 
Pasan un par de segundos, 
la respiración se detiene. 
La primera palabra carraspea, 
lengua seca patinando. 
Una pregunta, un nombre. 
Una respuesta vestida de largo. 
Una aséptica cadencia, 
elegante, inofensiva, indiferente, 
pero sobria y seria al tacto. 
Una petición algo atrevida, 
una risa que desprecia. 
Una negativa fugaz 
moja todo de tristeza. 
Una sola frase impía 
deja como resaca 
un ligero dolor de cabeza. 

Cae el auricular, 
al otro lado una verja. 
Las lágrimas secas 
están fuera de lugar. 

Sentada, 
al borde de la cama, 
descifrando la alfombra. 
Un sorbo de aquel vaso, 
la esperanza derrotada. 
No hay humillación, 
ni curiosidad, ni venganza, 
ni odio, ni sinrazón:   
de eso no queda nada.

Queriendo todavía vivir 
pero sabiéndose en el fondo 
eternamente cansada, 
 un impulso irrefrenable
la arrastra a la ventana. 
Y diciendo adiós al mundo 
la gravedad es desafiada. 

martes, 21 de agosto de 2012

Almirante, 15







Había sangre, 
por todas partes. 
Mi estómago pegado  
al asfalto ya caliente
del portal numero quince 
de la calle Almirante. 

Un minuto antes 
frases interesantes
cruzaban mi mente 
vestidas de etiqueta, 
con aires elegantes. 

Había en el ambiente
un aire inquietante. 
 No se movía nada ni nadie, 
ni por detrás ni por delante, 
excepto la estela dejada
al pasar yo, el caminante, 
o los coches sombríos 
con sus luces delirantes. 

Fue al girar la esquina 
con el paso renqueante. 
Un brillo en la noche, 
un escalofrío amenazante: 
era el caprichoso destino  
que había venido a buscarme. 

Sucede todo en un instante:
un pinchazo en el estómago, 
las estrellas se hacen grandes. 
Costillas contra el suelo, 
unos ojos centelleantes. 
Alguien me palpa los bolsillos, 
oigo chillar mis llaves, 
tintineando en el aire. 
Cruza mi cabeza el miedo, 
tengo en la lengua el sabor 
metálico de mi sangre. 

No es un asesino conocido, 
no se parece al hambre. 
Es la ironía de este mundo 
atacando como un enjambre. 

Se aleja corriendo, subiendo, 
como botín mi último aliento. 
Siento como poco a poco 
me llega el desfallecimiento. 
Unas lineas rojas huyendo 
formando rombos perfectos, 
inundando el empedrado 
con todo lo que llevo dentro. 

Noche cerrada. 
Es once de enero
de mil novecientos doce. 
Me apena tener que marcharme   
pero empiezo a quedarme dormido. 
Y lo sé,
esta vez seguro, 
no voy a despertarme. 


martes, 10 de julio de 2012

Un Instante Antes





De no pensar nada 
pasé a pensar en todo. 
De ese todo, 
más de la mitad era paja. 
De esa paja, 
más de dos tercios era falso. 
De lo falso, 
casi tres cuartos era verdadero. 

De la verdad 
sólo me puedo fiar si tengo dudas. 
Pero la duda no tiene madre,
ni padre, 
sólo hijos e hijas. 
No obtuve respuestas 
de conversar con ellos.  
Sus palabras sólo me llevaron 
 a otro mar de preguntas. 
Esta vez, 
en vez de navegarlas, 
las maquillé 
para que no parecieran
 tan confusas. 

Y en la confusión
me quedé parado. 
Parándome llegué al centro 
desde donde todo se ve 
con un filtro menos negro. 
Y es desde ahí es desde donde 
las cosas tienen un comienzo. 
Un comienzo desde la nada 
hacia algún sitio incierto. 

Porque hoy, 
lo que de verdad tiene importancia, 
no es llegar a buen puerto, 
si no la certeza de que si me amas 
es eso con lo que soñaré 
justo un instante antes 
de saber que estoy muerto. 




domingo, 8 de julio de 2012

Escenas Costumbristas





El dolor de cabeza, 
el dolor de los demás.
La curiosidad del momento, 
no querer saborear 
el placer del descontento. 
La paz sin responsabilidad, 
los escrúpulos al final. 
Una comparativa vital: 
yo soy yo, 
y tú, 
querido amigo, 
tú no vales más. 

Huracán bi-direccional, 
ver la muerte desde atrás. 
La culpa debe ser de otro, 
yo no pude hacer más. 
Relámpagos por la espalda 
matando sin preguntar 
que es aquello que hicimos, 
por qué nos salió tan mal. 
Costumbres populares, 
dar amor con condiciones, 
confundir la amistad 
con intereses comunes hoy 
porque mañana dios dirá. 

Mantener la estadística, 
besar por inercia, 
plastificar caricias, 
sexo de usar y tirar. 
El talento de fingir, 
pretender por dinero, 
misterios de la vida, 
un brindis por el miedo. 

Buscar resquicios 
en inseguridades ajenas. 
Sacar de quicio, 
hurgar en las penas. 

El recurso del consuelo 
de optar a medalla 
en la olimpiada diaria 
de juzgar sin pensar 
con la mente cansada, 
del no querer saber, 
y de lo que es peor, 
del no importar nada. 




martes, 3 de julio de 2012

Memorias Estancadas






Recuerdo andar por la orilla, 
la espera, 
el sabor, 
las mareas... 
Recuerdo el mirar 
sin ver. 
Recuerdo el saltar 
sin red. 

Recuerdo los paseos, 
las trifulcas, 
los besos, 
las indirectas... 
Recuerdo abusar 
sin juez. 
Recuerdo beber 
sin sed. 

Recuerdo las mentiras 
como noticias de radio,  
las que leía en tus ojos, 
en tus manos, 
en tu ira, 
en la lengua 
de tu descaro. 

Recuerdo las comparaciones, 
las sabanas. 
De los hoteles, 
las ventanas. 
Recuerdo las carreras, 
las intenciones. 
De las demoliciones 
los cimientos. 
Recuerdo las caídas, 
los inventos, 
las cascadas 
de acontecimientos. 

Recuerdo no tener guión, 
improvisar, 
embriagar, 
hacer aguas 
al bailar. 

Recuerdo llamadas, 
ya muy tarde, 
en noches claras. 
Recuerdo el salitre, 
escamas en la playa. 

Recuerdo decir basta, 
ya está bien, 
no tener ganas 
de mirarte nunca más 
directamente 
a la cara. 

Recuerdo prometer acordarme, 
no olvidar. 
Recuerdo detenerme, 
negarme a pasar, 
raparme el pelo, 
salir de la cueva, 
hacer borrón 
y cuenta nueva. 

Memorias estancadas, 
qué triste es 
no querer ya 
acordarse de nada. 


miércoles, 27 de junio de 2012

Insuficiencia Vital





No basta con respirar, 
bombear sangre, 
subir la persiana, 
saciar el hambre. 
No es bastante con nadar 
a favor de la corriente. 
Ni recorrer caminos andados 
sin pararse en el presente. 

No sirve de nada hablar 
sin tener nada que decir. 
No hay honor en pensar 
sólo por y para mí. 
Se antoja pretencioso 
intentar predecir 
que no nos va a alcanzar 
con únicamente vivir. 

No es suficiente 
no rebuscar en los contenedores, 
tener un trabajo digno, 
creerse más que "la gente". 
Tener la nevera llena, 
los domingos ir a la iglesia, 
contribuir a hacienda 
y no morirse de la pena. 

Soñar estando dormidos, 
andar sin rumbo fijo, 
ver a través del cristal, 
despistarse por el ruido. 

Lo que aguarda escondido 
detrás de los arbustos, 
es la vida pidiendo paso 
y le gusta ir dando sustos. 
Hace falta valentía 
para degustar sus frivolidades 
como momentos irrepetibles 
en vez de hacer un mundo 
de las acaecidas vicisitudes; 
queramos o no queramos 
se transitan todos juntos. 

Quizá lo único importante 
antes de apagar las luces 
es saber que no me salva 
en la pared colgar cruces, 
sino creer en el amor, 
saber que sufre desgaste, 
que el tiempo lo arrastra, 
indolente y cansado, 
sin importarle demasiado 
si creo o no que alguna vez 
tuve el valor de amarte.  


martes, 19 de junio de 2012

Pasos Falsos





Cuando volviendo a casa
con cierto aire distraído 
me ves en una terraza 
y te decides a bote pronto 
hacer, como siempre, 
algo que no es de recibo.
Porque sí, es verdad, 
contra todo pronóstico, 
resulta que sigo vivo. 

Cuando te acercas y dices hola, 
y yo me hago el sorprendido. 
Formalmente te presento, 
todo muy limpio,
todo muy aséptico. 
Dices que te alegras de verme 
y para constatar eso 
te haces la simpática. 
Pero allí todos sabemos 
qué estás escondiendo. 

En qué estás pensando? 
No ves que no tienes derecho 
a ejercer tu desprecio 
y luego pretender que puedes 
acercarte a darme dos besos?

Hay algo ahí dentro, 
en eso que llamas cerebro, 
que funcione mínimamente, 
o te ha dado mucho el sol 
y no llevabas sombrero? 

La primera tiene un pase,
la segunda no te la consiento.
Muestra un poco de respeto,
algo que yo te he concedido.
Y sí, somos iguales,
también me lo he merecido.

Que conste que no es un deseo, 
no te lo estoy pidiendo: 
vas a a pasar de largo
cuando me veas de lejos. 
Y si quieres saber algo, 
si de verdad te intereso, 
haz el favor de llamarme, 
seguro que todavía tienes
mi número de teléfono.  

domingo, 17 de junio de 2012

Limonada y Café







Había algo de tierno en sus palabras, en sus ojos.
Miraba con esa mirada del que se sabe condenado sin saber muy bien a qué o por qué. 
Delatado por la pequeña pausa antes de beber a cortos sorbos y perder la mirada de nuevo. 
Sin esperanzas. 
Sin ideales.

Acontecimientos uno detrás de otro le habían llevado hasta aquí. 
Como empujado por el destino, tan sólo por miedo a llamarlo voluntad. 
No le encontraba sentido a nada. 
Y se preguntaba a la vez por la necesidad de darle un sentido a todo. 
Ése había sido su error, decía. 
Haber intentado hacer en vez de haber intentado sentir. 

No había arrepentimiento en sus palabras. 
Como el padre que sabe que se ha excedido en el castigo. 
O el hijo que sabe que ha hecho mal pero no lo entiende porque no se lo han explicado. 
En lo más hondo sabía que el desconocimiento no le eximía de responsabilidades. 

Así que allí estaba, sereno, esperando el desenlace. 
Sin miedo. 
Alerta. 
Con el convencimiento de que nada de lo que pudiera pasar sería peor que un punto y final. 
Sin terminarse la limonada sacó un billete de 10 y lo dejó sobre la mesa. 
Déjame invitarte esta vez, dijo. 

Con una sonrisa se levantó, se puso su sombrero y se despidió de mí con un abrazo. 
Adiós, nos veremos, seguro, en algún otro lugar, en otras circunstancias menos penosas. 
Le observé al alejarse mientras removía los posos del café con la cucharilla. 
A ciegas. 

No volví a verle.


domingo, 3 de junio de 2012

Rien ne va Plus





El sonido de los hielos 
en el fondo del vaso. 
Un último vistazo alrededor 
antes de serme sincero. 
Ese segundo y medio 
en el que la verdad se cae, 
vacilante, 
por su propio peso. 
Afirmo definitivamente, 
estoy en estado ebrio. 

Salgo por la puerta 
sin mirar atrás; 
lio un cigarrillo 
fuera del último bar. 
Esquivando las miradas 
de las damas esquinadas 
me subo a la acera; 
me atacan 
el camión de la basura, 
un coche de policía 
o un taxista de color gris, 
envenenada la ideología. 

La mirada rápida, 
distante. 
Pasos alternos, 
vacilantes. 
Adoquines vengativos 
por ser de otra época 
o sentirse vacíos. 
La avenida me recibe 
con el pan bajo el brazo, 
buscando una luz verde 
que acabe con esta agonía 
y brinde, 
por brindar algo, 
un poco de descanso 
que aunque no es merecido 
me permito el lujo de dármelo. 

Un trayecto por las nubes, 
luces que no buscan el centro. 
Se oye algo a lo lejos, 
sirenas del mar muerto. 
Personajes vomitando, 
colores de piel diversos. 
Una reyerta en un semáforo 
por algo que no es dinero. 
No llego a desorientarme, 
me suenan estos cimientos 
desfilando ante mí, 
navegando el espacio-tiempo. 

La llave que no entra, 
seis pisos eternos. 
Un espejo que se ríe 
de lo que ve dentro. 
Sin pulsar interruptores 
por no turbar la calma, 
entro en el salón 
estando aún despierto; 
el sueño hambriento, 
mi única misión. 

Pantalones rendidos. 
Calcetines a rayas 
desmayados en el suelo. 
Ropa interior despreciada, 
una camiseta al vuelo. 
Tropiezo con algo, 
parece un cable, 
seguramente el del teléfono. 
A mis huesos, 
a sus restos, 
los abraza el edredón,  
me ha echado de menos. 

Son las cinco de la mañana 
y sólo atraviesan mi mente, 
justo antes de apagarla, 
fantasías, 
memorias enterradas, 
ilusiones de tu espalda dormida 
al otro lado de mi cama. 

domingo, 13 de mayo de 2012

Sencillamente Complicado





Que difícil se hace 
romper los moldes de papel salmón 
con los que hemos construído 
estas cajas de cartón 
en las que duermen en los portales 
las indigencias de la razón. 

Que difícil debe hacerse 
mirar a la sombra a los ojos, 
decirle que cambiamos las reglas, 
que nadie da créditos de tiempo, 
que estamos hartos de perder. 
Es la doble contabilidad mintiendo: 
no es verdad que haya 
más en el debe que en el haber. 

Que complicado se antoja 
romper ese conglomerado 
de situaciones y recuerdos, 
frustraciones y miedos, 
orgullo y prejuicios, 
presuntuosidad y pereza,  
sujetándonos contra el suelo 
para no levantar cabeza. 

Que difícil es gritar por ayuda, 
asumir que nos superan, 
admitir la derrota, 
saber que estamos 
más dentro que fuera.

Cuanta angustia al ver pasar los días 
saber que no volverán. 
Que no hicimos lo suficiente 
para hacer que mereciera la pena 
el sufrimiento más o menos gratuíto 
que conlleva la autoimpuesta condena. 

Y que fácil es 
mirarse en las vidas ajenas, 
pensar que no estamos tan mal 
comparados con esas almas en pena. 
Que sencillo resulta 
vivir sin excesos en las emociones, 
saberse relativamente estables 
tan seguros en las ambiciones. 

Que simple es negar la posibilidad, 
baldío esfuerzo supremo. 
Que poco valiente es no creer en nada, 
que falta de atrevimiento. 
Arriesgarse para qué? 
Para poner en juego seguridades 
que lucen tan bien en una vitrina? 
Qué hacemos con esos trofeos viejos, 
almacenarlos en un cajón de la cocina?   

Es que no lo sabías? 
No te lo han dicho nunca? 
Si atentamente las miras 
las heridas al final curan. 

Que fácil y que absurdo 
no ser capaces de acercarnos 
a la boca del perro rabioso 
con sus hileras de dientes 
que sabemos que no muerde 
pero nos da tanto susto 
que lo mas sencillo siempre 
es decirnos que no se puede.

sábado, 21 de abril de 2012

La Numerología del Yo





Son números 
los episodios, 
los caminos, 
los cariacontecidos asuntos, 
las situaciones, 
las aventuras, 
los resbalones, 
las cimas conquistadas, 
los sabores probados, 
las promesas robadas.

Son números sólo 
las veces que dijiste que no, 
las que dije que sí yo, 
las que te saqué las uñas, 
las que me causaron temblor.

Sólo son números 
las lágrimas que hablan solas, 
la noches que pasé con ellas 
conversando sobre la vida, 
los desprecios, 
las ideas muertas, 
las intencionadas penas, 
sin aparente esfuerzo 
por intentar entender 
a ninguna de ellas.

Sólo números son 
los paseos nocturnos, 
las crisis de identidad, 
los romances de ebriedad, 
los amigos perdidos, 
la recién alumbrada amistad.

Sólo son números 
los días que necesito para contarte 
los pecados que tuve que cometer 
para que el personaje que tienes delante 
sea yo mismo en mi amanecer, 
fluyendo despacio, 
sin pausa, 
hacia un naranja atardecer. 

Son números únicamente 
los destellos que he visto 
en terceros por amor. 
Números a fin de cuentas 
que se suman entre ellos 
en una sola ecuación: 
despejando las incógnitas 
el resultado final soy yo.



jueves, 19 de abril de 2012

Informe de Daños




Doscientos dolores de cabeza, 
ciento cincuenta náuseas. 
Once compañeras de cama,
noventa y dos mañanas con pereza. 
Sesenta y tres maletas hechas, 
quinientas quince cafeteras; 
doce mil trescientos bostezos, 
de metallica cuarenta y un temas. 

Tantos amaneceres con vistas, 
tantas tardes improvisadas. 
Tantos ojos interceptados, 
tantos asesinatos sin pistas. 

Veintiuna noches sin dormir, 
treinta y siete uñas mordidas. 
Más de tres mil cigarrillos, 
me salté diecisiete comidas. 
Ciento dieciocho copas de ron, 
setenta y cuatro gin-tonics, 
doscientas noventa y dos cervezas: 
cuarenta y cuatro resacas, 
pocas son.

Peticiones de clemencia, 
decepciones de amistad. 
Restos de operaciones quirúrgicas, 
lastres en la conciencia. 

Doce casos de violencia explícita, 
cuarenta y seis monólogos. 
Ciento doce sueños incómodos, 
setenta y una duras autocríticas. 
Ocho nuevos humanos ilusionantes 
entre alrededor de cien aspirantes. 
Solamente tres o cuatro especímenes
con carné de impresentables.

Episodios de epilepsia imaginaria 
con tendencias suicidas de película 
suscribiendo decepcionantes desenlaces
porque al final nadie muere nunca. 

Cincuenta y seis veces llorando de la risa
unas doce achacables a la tristeza; 
de felicidad seis o siete
sólo una o dos de impotencia. 

Cinco aventuras que asustaban,
tres de ellas bien solucionadas;
una aún pendiente de revista, 
la otra casi no importa nada.

Y hoy descubro en mi cama
un cabello tuyo enredado en mi cuello
que viene a darme los buenos días, 
a decirme que no ha sido un sueño. 





miércoles, 29 de febrero de 2012

A cambio de Nada





Mirarte sin que veas, 
oírte respirar. 
Mezclarme contigo 
sin tener recelos. 
Besarte en la nuca
no por temer tus ojos 
sino porque me encanta
bajarte por la espalda.
Hacer gárgaras
con mis inseguridades
y salir al ruedo
sin estrategia planeada:
darte mi cariño 
a cambio de nada.

Hablarte de mis miedos, 
mis heridas y mis sueños. 
Olvidar que me traicionaron, 
obviar mi propia traición. 
Que los pasados escarmientos,
que queramos o no queramos 
a todos nos dejaron marcados, 
sirvan de entrenamiento. 

Que no sea en ese espejo 
donde vea mi reflejo. 

No pensar que me harás daño, 
porque ya nada puede evitar eso. 
No medirte con la regla 
que mide las cicatrices, 
restos de una vida 
de eternos aprendices,
sino con mis dedos 
enredados en tu pelo, 
en tus piernas, 
en tus manos, 
en tu cuello. 

Tener la certeza de que, 
pase lo que pase, 
mi recuerdo será siempre 
tan bonito 
como soy capaz de mirarte 
y tan tierno 
como soy capaz de besarte. 

Mantenerme erguido
sin temer a la riada,
darte mi confianza 
a cambio de nada.

No tener expectativas, 
dejar al impulso volar. 
Asomarme para mirar 
el viento y la lluvia 
sin taparme la cara 
y querer quedarme así 
toda la temporada. 

Que cruces mis pensamientos 
cuando estoy contento; 
que evocar tu recuerdo 
no sea por raros momentos. 
Recuperar la ilusión 
de la infancia pasada. 
Dejarme caer, 
resbalando por ella, 
disfrutar de la bajada. 

Derrotar a la mente, 
sentirla desconectada. 
Dejar que la inocencia 
cumpla su palabra 
y ofrecerte mi alma
a cambio de nada.

viernes, 24 de febrero de 2012

Juicios de Precio




Vehemencia desbocada? 
Síntoma de euforia. 
Saberse superior? 
No emociona. 
Pensarse diferente? 
No en mi idioma. 
Amenazas conmigo? 
No funcionan.
Casarse con la corriente? 
Me decepciona. 
Tristeza por empacho? 
No, perdona. 
Luchar por ideas rancias? 
Pérdida de memoria. 
Brindis por el éxito? 
Futilidad en el ahora. 
Ilusionarse por entregas? 
Error en el axioma. 
Predecir el futuro? 
Ignorancia atesorada. 
Catalizar las situaciones? 
Tentador, pero ahoga. 
Urdir tretas? 
Vicios de marioneta.
Palabras subidas de tono? 
Pobre premio la victoria. 
Subidón de adrenalina? 
Temporalmente inducida. 
Reproches ácidos? 
Valiente oratoria. 
Caprichos de la mente? 
Malcriada conscientemente.
Opiniones alcohólicas?
Realidades ilusorias. 
Pensamiento constructivo? 
Vacuna para la discordia. 
Apuestas al azar? 
Débil combinatoria. 
La valentía y la verdad? 
Ésa, es otra historia. 

lunes, 6 de febrero de 2012

Des-Varíos Varios (y II)


Trifulcas, ensordecedores silencios.
Reivindicaciones, ahora ya si eso.
Estornudo, gestión de las emociones. 
Presentaciones, me escupiría en la mano.

Caminando hacia mi casa
te recuerdo llorar tímidamente
porque me dió por llevarte
por la ruta más complicada,
recorriendo de punta a punta
la calle de la amargura.

Cerebro, carcoma campando a sus anchas.
Griterío, me pasé con el picante.
Transeúntes, con derecho a roce.
Despropósitos, alicatados hasta el techo.

Haciendo café para dos,
recién levantado caliento la leche. 
Consciente de que me voy a tomar el tuyo,
me entran ganas de desayunar
unas fresas con cava
por celebrar que prefiero dormir conmigo
antes que con la versión dos punto cero
de tu indiferencia recién actualizada.

Esperanza, se cayó de bruces.
Enamoramiento, prohibida la venta ambulante.
Centrifugado, recuerdos de parte de tu ex.
Comprensión, ahora viene en cubitos.

Todo era más bonito en tu mente
que en el jardín botánico en marzo
porque no había quien te regara
con aquellas heladas de invierno.
Soy más partidario de las fantasías:
me pongo los guantes, salgo corriendo,
salto vallas, tropiezo con obstáculos,
toco en la realidad y vuelvo.

Decoración, actriz principal.
Reflexiones, precio según mercado.
Escarmiento, cada uno con el suyo.
Compañerismo, al mejor postor.

Ni tú ni yo somos de cumplimentar
formularios de consuelo de cumplidos
para los que dicen ser nuestros amigos
y que en cuanto llueve corren despavoridos.
Ni tú ni yo somos de imaginar dramas
porque bastante tuvimos ya:
yo, reiniciándome por ciencia difusa;
tú, con tu espontáneo desfibrilar.

Estoicos, mordiéndose las uñas.
Promesas, cartas de reclamación.
Desinterés, el móvil del crimen.
Prepotencia, ocho cilíndros en V.

No es que estos días haga mucho frío,
es que toda la población ha decidido,
al mismo tiempo,
comer caramelos de eucalipto,
y soplar en dirección a tu oído.
No es que haya crisis social,
es que Dios está aburrido
de oír como nos quejamos
y ha decidido destruírnos.

Favores, no pagan el alquiler.
Sinceridad, pies para qué os quiero.
Amistad, espermicida en supositorios.
Deseo, peligrosas intenciones ocultas.

No es que se hayan perdido los valores,
es que nadie hace la cola de la ilusión
y se han pasado,
por este orden,
a la cola del desamor,
a la del odio,
a la del miedo
y a la de la desesperación.
Y para terminar de procesar 
todas estas informaciones
se pretende que interpretemos 
el libro de las revelaciones.

Huída, trending topic.
Petulancia, me gustan tus calcetines.
Excomunión, manda tu curriculum. 
Auxilio, enseguida estoy contigo.

Si mezclamos el olvido, la desidia,
la dentera, el egoísmo, el mal vino,
la cobardía generalizada, la avaricia,
la incongruencia y la falta de principios,
cómo no vamos a llegar al final
a este lugar en medio de la nada
donde no nos queda más opción
que aniquilarnos por simple desgana?

Presencia, polvareda de estampida.
Ambición, se entregó a las autoridades. 
Barbitúricos, hola, qué tal?
Fósiles, pelos tuyos en mi almohada.

Que gracioso te pones
cuando te sientes ofendido:
parece que te haya picado una avispa
y en vez de veneno te haya inoculado,
directa al torrente sanguíneo,
una dosis de vergüenza y orgullo
que te quita todo el maquillaje
mostrándote tal y como te han parido.