sábado, 21 de abril de 2012

La Numerología del Yo





Son números 
los episodios, 
los caminos, 
los cariacontecidos asuntos, 
las situaciones, 
las aventuras, 
los resbalones, 
las cimas conquistadas, 
los sabores probados, 
las promesas robadas.

Son números sólo 
las veces que dijiste que no, 
las que dije que sí yo, 
las que te saqué las uñas, 
las que me causaron temblor.

Sólo son números 
las lágrimas que hablan solas, 
la noches que pasé con ellas 
conversando sobre la vida, 
los desprecios, 
las ideas muertas, 
las intencionadas penas, 
sin aparente esfuerzo 
por intentar entender 
a ninguna de ellas.

Sólo números son 
los paseos nocturnos, 
las crisis de identidad, 
los romances de ebriedad, 
los amigos perdidos, 
la recién alumbrada amistad.

Sólo son números 
los días que necesito para contarte 
los pecados que tuve que cometer 
para que el personaje que tienes delante 
sea yo mismo en mi amanecer, 
fluyendo despacio, 
sin pausa, 
hacia un naranja atardecer. 

Son números únicamente 
los destellos que he visto 
en terceros por amor. 
Números a fin de cuentas 
que se suman entre ellos 
en una sola ecuación: 
despejando las incógnitas 
el resultado final soy yo.



jueves, 19 de abril de 2012

Informe de Daños




Doscientos dolores de cabeza, 
ciento cincuenta náuseas. 
Once compañeras de cama,
noventa y dos mañanas con pereza. 
Sesenta y tres maletas hechas, 
quinientas quince cafeteras; 
doce mil trescientos bostezos, 
de metallica cuarenta y un temas. 

Tantos amaneceres con vistas, 
tantas tardes improvisadas. 
Tantos ojos interceptados, 
tantos asesinatos sin pistas. 

Veintiuna noches sin dormir, 
treinta y siete uñas mordidas. 
Más de tres mil cigarrillos, 
me salté diecisiete comidas. 
Ciento dieciocho copas de ron, 
setenta y cuatro gin-tonics, 
doscientas noventa y dos cervezas: 
cuarenta y cuatro resacas, 
pocas son.

Peticiones de clemencia, 
decepciones de amistad. 
Restos de operaciones quirúrgicas, 
lastres en la conciencia. 

Doce casos de violencia explícita, 
cuarenta y seis monólogos. 
Ciento doce sueños incómodos, 
setenta y una duras autocríticas. 
Ocho nuevos humanos ilusionantes 
entre alrededor de cien aspirantes. 
Solamente tres o cuatro especímenes
con carné de impresentables.

Episodios de epilepsia imaginaria 
con tendencias suicidas de película 
suscribiendo decepcionantes desenlaces
porque al final nadie muere nunca. 

Cincuenta y seis veces llorando de la risa
unas doce achacables a la tristeza; 
de felicidad seis o siete
sólo una o dos de impotencia. 

Cinco aventuras que asustaban,
tres de ellas bien solucionadas;
una aún pendiente de revista, 
la otra casi no importa nada.

Y hoy descubro en mi cama
un cabello tuyo enredado en mi cuello
que viene a darme los buenos días, 
a decirme que no ha sido un sueño.