Menosprecio a las alturas,
calientes espasmos de mañana
filtrando los líquidos densificados
por la harina de tu corteza.
Carpetazo de salida,
corre,
no tienes tiempo para mentir?
Son las mentiras de los demás
las que te hacen derretir?
Qué hay de las perversiones,
qué hay de las afrentas?
Qué hay de los combates
sangrantes a tumba abierta?
No tenemos visión de futuro,
todo se nubla humedecido
por circunstancias escamadas
porque de nada estoy seguro.
Sólo en la pelea verbalizada,
bajo las reglas tradicionales,
llego a tener consciencia
de la gravedad de tus palabras.
Sólo dentro de los límites
puestos a mis indecencias,
a mis vicios,
a mis carencias,
se intuye mi verdadera esencia.
Una ducha no ayuda;
unas sensaciones raras
recorriendo la espalda,
como queriendo decir algo,
pero al final no dicen nada.
Tan sólo son el reflejo
de otra dosis de realidad
dura,
triste
y mal encajada.
Aún sacando la bandera blanca
aceptando mis miserias,
aún teniendo en cuenta
que me rindo,
no hay problema,
aún sacando todo fuera,
no se me concede la tregua,
pues no se cogen prisioneros
en esta innecesaria guerra.
La amistad,
difícil empresa
a la que nada nos liga,
ni ata,
después de compartir cama,
desayunos con galletas,
ebriedades de medianoche,
preguntas y confesiones,
recuerdos en la distancia,
mentiras
y decepciones.
Te envío algo de verdad en esta mañana de domingo. Un beso cierto. ;)
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