Doscientos dolores de cabeza,
ciento cincuenta náuseas.
Once compañeras de cama,
noventa y dos mañanas con pereza.
Sesenta y tres maletas hechas,
quinientas quince cafeteras;
doce mil trescientos bostezos,
de metallica cuarenta y un temas.
Tantos amaneceres con vistas,
tantas tardes improvisadas.
Tantos ojos interceptados,
tantos asesinatos sin pistas.
Veintiuna noches sin dormir,
treinta y siete uñas mordidas.
Más de tres mil cigarrillos,
me salté diecisiete comidas.
Ciento dieciocho copas de ron,
setenta y cuatro gin-tonics,
doscientas noventa y dos cervezas:
cuarenta y cuatro resacas,
pocas son.
Peticiones de clemencia,
decepciones de amistad.
Restos de operaciones quirúrgicas,
lastres en la conciencia.
Doce casos de violencia explícita,
cuarenta y seis monólogos.
Ciento doce sueños incómodos,
setenta y una duras autocríticas.
Ocho nuevos humanos ilusionantes
entre alrededor de cien aspirantes.
Solamente tres o cuatro especímenes
con carné de impresentables.
Episodios de epilepsia imaginaria
con tendencias suicidas de película
suscribiendo decepcionantes desenlaces
porque al final nadie muere nunca.
Cincuenta y seis veces llorando de la risa
unas doce achacables a la tristeza;
de felicidad seis o siete
sólo una o dos de impotencia.
Cinco aventuras que asustaban,
tres de ellas bien solucionadas;
una aún pendiente de revista,
la otra casi no importa nada.
Y hoy descubro en mi cama
un cabello tuyo enredado en mi cuello
que viene a darme los buenos días,
a decirme que no ha sido un sueño.
oh! *
ResponderEliminarO_O
ResponderEliminarme muero....
ResponderEliminar