Cuando volviendo a casa
con cierto aire distraído
me ves en una terraza
y te decides a bote pronto
hacer, como siempre,
algo que no es de recibo.
Porque sí, es verdad,
contra todo pronóstico,
resulta que sigo vivo.
Cuando te acercas y dices hola,
y yo me hago el sorprendido.
Formalmente te presento,
todo muy limpio,
todo muy aséptico.
todo muy aséptico.
Dices que te alegras de verme
y para constatar eso
te haces la simpática.
Pero allí todos sabemos
qué estás escondiendo.
En qué estás pensando?
No ves que no tienes derecho
a ejercer tu desprecio
y luego pretender que puedes
acercarte a darme dos besos?
Hay algo ahí dentro,
en eso que llamas cerebro,
que funcione mínimamente,
o te ha dado mucho el sol
y no llevabas sombrero?
La primera tiene un pase,
la segunda no te la consiento.
Muestra un poco de respeto,
algo que yo te he concedido.
Y sí, somos iguales,
también me lo he merecido.
Que conste que no es un deseo,
no te lo estoy pidiendo:
vas a a pasar de largo
cuando me veas de lejos.
Y si quieres saber algo,
si de verdad te intereso,
haz el favor de llamarme,
seguro que todavía tienes
mi número de teléfono.
mi número de teléfono.
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