Recuerdo andar por la orilla,
la espera,
el sabor,
las mareas...
Recuerdo el mirar
sin ver.
Recuerdo el saltar
sin red.
Recuerdo los paseos,
las trifulcas,
los besos,
las indirectas...
Recuerdo abusar
sin juez.
Recuerdo beber
sin sed.
Recuerdo las mentiras
como noticias de radio,
las que leía en tus ojos,
en tus manos,
en tu ira,
en la lengua
de tu descaro.
Recuerdo las comparaciones,
las sabanas.
De los hoteles,
las ventanas.
Recuerdo las carreras,
las intenciones.
De las demoliciones
los cimientos.
Recuerdo las caídas,
los inventos,
las cascadas
de acontecimientos.
Recuerdo no tener guión,
improvisar,
embriagar,
hacer aguas
al bailar.
Recuerdo llamadas,
ya muy tarde,
en noches claras.
Recuerdo el salitre,
escamas en la playa.
Recuerdo decir basta,
ya está bien,
no tener ganas
de mirarte nunca más
directamente
a la cara.
Recuerdo prometer acordarme,
no olvidar.
Recuerdo detenerme,
negarme a pasar,
raparme el pelo,
salir de la cueva,
hacer borrón
y cuenta nueva.
Memorias estancadas,
qué triste es
no querer ya
acordarse de nada.
Me gusta lo del salto inapropiado.
ResponderEliminarY también:
recuerdo hacer aguas...
Recuerdo decir nunca más,
por ahí no paso,
raparme le pelo,
salir de la cueva
y hacer borrón
y cuenta nueva.
Me gusta eso. Te sentó bien la luna llena, pues.
Un saludo,
Helena.