sábado, 25 de agosto de 2012

Última Llamada




Un vaso de cristal esmerilado, 
al fondo una pared color cielo.  
El líquido parece ámbar 
mientras se deshace el hielo.
Un cigarrillo a medias 
descansa en el cenicero 
como vigilando los cadáveres 
de sus pobres compañeros. 
Agonizantes, 
parecen estar diciendo:
"que el calor guíe 
tus sudorosos dedos 
por el laberinto de los números 
que perforan el teléfono". 

Un suspiro primero:
seis siete nueve, 
cinco cinco cero, 
ocho tres siete. 

No es hasta el tercer tono 
que se oye una voz candente. 
Pasan un par de segundos, 
la respiración se detiene. 
La primera palabra carraspea, 
lengua seca patinando. 
Una pregunta, un nombre. 
Una respuesta vestida de largo. 
Una aséptica cadencia, 
elegante, inofensiva, indiferente, 
pero sobria y seria al tacto. 
Una petición algo atrevida, 
una risa que desprecia. 
Una negativa fugaz 
moja todo de tristeza. 
Una sola frase impía 
deja como resaca 
un ligero dolor de cabeza. 

Cae el auricular, 
al otro lado una verja. 
Las lágrimas secas 
están fuera de lugar. 

Sentada, 
al borde de la cama, 
descifrando la alfombra. 
Un sorbo de aquel vaso, 
la esperanza derrotada. 
No hay humillación, 
ni curiosidad, ni venganza, 
ni odio, ni sinrazón:   
de eso no queda nada.

Queriendo todavía vivir 
pero sabiéndose en el fondo 
eternamente cansada, 
 un impulso irrefrenable
la arrastra a la ventana. 
Y diciendo adiós al mundo 
la gravedad es desafiada. 

1 comentario:

  1. Dylan dijo en una de sus canciones: I´m a poet and I know it, I hope I don´t blow it.
    Juan es un poeta y lo sabe, que no lo joda.
    Yo disfruto mucho este blog, gracias por escribirlo.

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