miércoles, 12 de diciembre de 2012

Duelo de Medianoche





Una noche cualquiera, 
un vino lila. 
Un paseo iluminado, 
palabras que no eran frías. 

Una parada improvisada, 
un personaje que bebía. 
Una intuición velada, 
una reacción encendida. 
Una cuestión de confianza, 
un ataque que defendía. 
Un dolor en el pecho, 
una cura afilada y canina. 
Un sabor amargo, 
no se iba tragando saliva. 
Una concatenación de faltas, 
el árbitro se aburría. 
Un par de amagos de paz, 
una cascada de ironías. 
Una línea que no cruzar, 
cuestión de supremacía. 
Unos ojos que quieren llorar, 
unas lágrimas esquivas. 
Una personalidad desbocada, 
unos razonamientos de mentira. 
Una persecución de los hechos, 
un juicio a medida. 
Una condena ejemplar, 
una pena de vidas vacías. 

Un desprecio soberano, 
unas horas de sueño sombrías. 
Un despertar angustioso, 
una despedida anodina. 
Un triste viaje en tren, 
sensaciones arrepentidas. 
Un vagón inmóvil, inerte, 
la mente intranquila. 
Una terapia paternal, 
una desdicha comprendida. 
Un agujero en el tórax, 
una necesidad infinita. 

Un salto al pasado, 
una lección ya aprendida. 
Erosión de autoestima 
no son los años perdidos, 
no es la ira contenida. 
Es seguir los mismos pasos, 
son las penurias ya vividas. 

2 comentarios:

  1. y si al final del camino
    no tienes mas que el vacío?
    y si a cada paso
    te alejas mas del objetivo.
    la vegetación me permitió
    esconderme al abrigo,
    pero el frío no es del viento,
    el frío está conmigo.

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  2. El vacío
    al final del camino
    es tan inevitable
    como enamorarse
    de un reflejo nuestro
    en los ojos de un desconocido
    y saber que sólo es reflejo,
    y sobre todo,
    que no todo está perdido.

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